Santiago de Compostela, 6 de abril de 2023. El día 7 de abril la Organización Mundial de la Salud cumplirá 75 años, y lo celebrará conjuntamente con el Día Mundial de la Salud , que este año lleva por lema “Salud para Todos”, que traduce el objetivo de la lucha contra la desigualdad social en el acceso a la salud.
La doctora Elena Fernández Bouza, médica internista en el Complexo Hospitalario Universitario de Ferrol y miembro de SOGAMI, comenta sobre los aspectos clave para mantener una buena salud general, incluso en sociedades como la nuestra en la que el acceso a los servicios sanitarios es universal:
"Incluso dentro de una sociedad privilegiada como la nuestra en la que está garantizado el acceso universal al sistema sanitario público, se observan grandes diferencias en calidad de salud entre los distintos colectivos que la conforman. Algunas vienen marcadas por determinantes inevitables, como pueden ser aspectos hereditarios, o por factores como la lejanía a los puntos de atención, pero indudablemente los aspectos económicos, culturales, laborales y los hábitos de vida juegan un papel crucial. Las situaciones económicas desfavorecidas privan a los individuos de una vivienda con adecuadas condiciones higiénicas, o de una alimentación equilibrada, e influirán negativamente en su salud. Los hábitos insalubres como el tabaquismo, favorecerán el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cáncer", señala la doctora Fernández.
Medicina Interna como Prevención
"Los servicios de Medicina Interna del sistema nacional de salud constituyen un marco igualitario en el que ejercer labores de prevención, promoción y educación de la salud, adaptándolas a las diferentes circunstancias socioculturales y económicas de los pacientes", explica la especialista.
"El especialista en Medicina Interna tiene su campo de actuación primordial en el ámbito hospitalario, tanto en la consulta externa como en las áreas de hospitalización, ofreciendo una atención global al adulto enfermo. Es el médico generalista hospitalario por excelencia. En este entorno privilegiado el internista dispone de un marco adecuado para conocer al paciente y a su familia, indagar en sus hábitos y en sus circunstancias sociales, y establecer una relación más estrecha.
Esto facilitará la promoción de labores de prevención sobre el individuo, estimulando por ejemplo el abandono del tabaco o del consumo de alcohol, o instruyendo sobre como evitar enfermedades infecciosas transmisibles.
El tiempo de hospitalización o consulta, más dilatado que el de Atención Primaria, permitirá al internista realizar una exhaustiva labor de educación hacia el paciente y su entorno, favoreciéndoles el conocimiento sobre la enfermedad. Así se podrán enseñar medidas dietéticas indispensables en el tratamiento de patologías tan frecuentes como la hipertensión, la diabetes o la obesidad. Se podrá incentivar la implicación en el autocuidado en el caso de dolencias crónicas como por ejemplo en la diabetes o en la insuficiencia cardíaca, lo que disminuirá el riesgo de descompensación y mejorará la adherencia al tratamiento farmacológico. Con frecuencia, pacientes hospitalizados por patologías crónicas no habían recibido previamente indicaciones específicas sobre aspectos dietéticos, ejercicio o medidas higiénicas básicas con las que mejorar su enfermedad.
La crisis que lleva al paciente al ingreso y los días de hospitalización son una magnífica oportunidad para el aprendizaje.
Un estilo de vida en el que se evite el consumo perjudicial de sustancias tóxicas, se lleve una dieta equilibrada, se combata la obesidad y se realice ejercicio físico frecuente adaptado a las circunstancias personales favorecerá el mantenimiento de la salud de forma general".
"Las sociedades médicas deberían impulsar la divulgación de hábitos de vida adecuados, y colaborar con las administraciones públicas en el diseño de políticas globales para prevención y potenciación de la salud", concluye la doctora Fernández.