52. DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD DE PARKINSON EN UN SERVICIO DE MEDICINA INTERNA: A PROPÓSITO DE NUEVE CASOS
Introducción. La enfermedad de Parkinson es una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes, afecta a 1% de la población mayor de 65 años. El diagnóstico se realiza todavía con bases puramente clínicas. La existencia dos de los tres signos clínicos cardinales (temblor, rigidez, bradicinesia) y una respuesta favorable a una dosis adecuada de L-dopa, es considerada por la mayoría de los autores como esencial para el diagnóstico de Enfermedad de Parkinson y para distinguirla de otras causas de parkinsonismo.
Metodología y resultados. Estudio descriptivo de los pacientes diagnosticados de Enfermedad de Parkinson durante su ingreso en nuestro servicio, en el periodo comprendido entre agosto a diciembre de 1999.

Durante el periodo analizado, fueron diagnosticados 9 pacientes, 4 varones y 5 mujeres, con una edad media de 73 años. Todos los pacientes presentaron al menos 2 de los 3 síntomas cardinales y se evidenció cierto grado de deterioro cognitivo en más del 50% de los pacientes con algún rasgo de depresión en prácticamente la totalidad. Siete pacientes presentaban una enfermedad de Parkinson evolucionada. Dentro de las manifestaciones secundarias de la Enfermedad de Parkinson queremos destacar la presencia de alteraciones en la motilidad gastrointestinal en la mayor parte de los pacientes (estreñimiento/disfagia) disfunción vesical en 4 pacientes, hipofonía y sialorrea en 5 pacientes y perturbación de la acomodación en una paciente (visión borrosa).
En todos los pacientes se constató mejoría tras introducir tratamiento con L-dopa, siendo en alguno de los casos espectacular, consiguiendo deambulación con andador e incorporación a la vida cotidiana.
Conclusiones. La enfermedad de Parkinson es todavía hoy un "enemigo invisible" para el clínico que no reconoce sus síntomas, y es una causa importante de incapacidad neurológica que continuará aumentando su prevalencia a medida que envejece nuestra población. Tanto a neurólogos, internistas como a médicos generales, se les solicitará que valoren y traten cada vez más a pacientes con trastornos parkinsonianos. A pesar de que es una enfermedad de fácil diagnóstico (basándose en su reconocimiento clínico), todavía es muy elevado el número de pacientes que no han sido diagnosticados. Es fundamental reconocer la enfermedad en estadios iniciales, evitándose así su progresión estadios más incapacitantes, lo que supone una limitación para la vida del individuo y su entorno familiar. Además con un diagnóstico a tiempo, evitaríamos otras múltiples complicaciones secundarias que genera esta enfermedad, con la disminución consiguiente de una excesiva demanda asistencial. Por otra parte, el arsenal cada vez mayor de opciones terapéuticas y médicas ha permitido atender a estos enfermos con un nuevo nivel de optimismo.